Los inicios: una idea nacida en la montaña
La historia de Pack2Earth comienza en un sendero de montaña. Françoise, cofundadora y CEO, recuerda cómo ella y Glen su pareja, también cofundador, veían a menudo envoltorios de nutrición deportiva abandonados durante sus entrenamientos de Trail por la montaña. Ese gesto repetido, casi cotidiano, despertó una inquietud profunda: ¿Cómo es posible que productos pensados para el deporte en la naturaleza terminen contaminándola? La pregunta fue simple, pero abrió un camino de once años de exploración, aprendizaje y reinvención.
Ellos vivían ya entonces en una masía autosostenible, alimentada con placas solares y un pozo propio. Ese estilo de vida marcaba su sentido de responsabilidad ambiental: “Pack2Earth es la representación comercial de ese intento”, explica Françoise. Lo que empezó como una reflexión personal se convirtió en una misión empresarial.
El punto de inflexión llegó el 28 de diciembre de 2017, cuando recibieron su primera ayuda pública: 60.000 euros del Ministerio de Ciencia para elaborar un plan de negocio y desarrollar los primeros prototipos. Aquellos prototipos funcionaron, y en 2019 lograron un EIC Accelerator de 1,9 millones de euros que impulsó definitivamente el proyecto. Paralelamente, colaboraron con el centro tecnológico ITENE, donde descubrieron una diferencia crítica entre los compostables industriales y los compostables domésticos, mucho más difíciles de desarrollar pero también más sostenibles. Su visión se inclinó con claridad hacia esta segunda categoría.

La empresa hoy: tecnología útil para un problema urgente
Pack2Earth se ha especializado en un espacio donde muy pocos han conseguido llegar: materiales compostables domésticos, compostables a temperatura ambiente, capaces de envasar productos secos, semilíquidos y líquidos de larga vida útil. La mayoría de las alternativas actuales son solubles en agua o carecen de las barreras necesarias para conservar alimentos durante meses.
Ese nicho tecnológico es su propuesta de valor central y el motivo por el cual la compañía despierta tanto interés. En 2025 cerraron su segunda ronda de financiación por 1,6 millones de euros, liderada por Swanlaab. Esta ronda aporta estabilidad y, sobre todo, la capacidad de acelerar el desarrollo de nuevas aplicaciones y de preparar la escalabilidad comercial de sus materiales.
El contexto normativo también ha cambiado a su favor. La nueva PPWR 2025, aunque aparentemente centrada en plásticos reciclados, exige que los materiales en contacto con alimentos no contengan PEFAS ni bisfenoles. Ambos están presentes en la mayoría de los plásticos reciclados. “La única alternativa es usar plástico virgen o materiales bio-basados”, explica Françoise. Desde su publicación, la actitud de los clientes ha cam
biado por completo, generando una ola de interés que Pack2Earth percibe como un punto de inflexión.
De cara a 2026, la compañía tiene tres retos clave: escalar su facturación con acuerdos ya en fase avanzada, construir su base de datos de inteligencia artificial para acelerar nuevos desarrollos de materiales, y avanzar en proyectos estratégicos, aún confidenciales, para controlar más fases de la cadena de valor.
El camino con Swanlaab: confianza, ética y crecimiento
La relación con Swanlaab no empezó en un solo encuentro, sino a lo largo de años coincidiendo en foros, eventos y programas. Pero el momento que estrechó la relación fue el EIT FAN de 2024, donde Ángel Santos formó parte del jurado que les otorgó un premio de 50.000 euros para desarrollar un nuevo grado de material para taponería. A partir de entonces, el contacto se intensificó.
Françoise lo resume con claridad: “Swanlaab es un fondo muy ético. Lo que promete, lo cumple”. Tras conocer muchos fondos durante once años de vida emprendedora, esta es una afirmación cargada de significado.
Además del capital, el fondo aporta algo esencial para Pack2Earth: conexiones comerciales con corporates que podrían convertirse en grandes clientes y asesoramiento estratégico basado en su experiencia de mercado. Esta combinación ha sido determinante para el desarrollo reciente de la compañía.
Detrás del founder: variedad, desafíos y resiliencia
Françoise disfruta especialmente la variedad del trabajo emprendedor: “Me gusta resolver problemas y encontrar soluciones creativas”. Su motor parece ser la curiosidad y la capacidad de replantear el marco de un reto cuando no existen soluciones convencionales.
Lo que más le pesa es el estrés, especialmente el financiero, que acompañó a la empresa durante años. Hoy atraviesan un momento más estable, pero reconoce que la presión ha sido una constante.
Su equilibrio personal proviene de tres rutinas: correr por la montaña, meditar cada mañana y realizar trabajos físicos intensos que la obligan a desconectar. Son actividades coherentes con su estilo de vida y con la filosofía que sostiene el proyecto.
No identifica a una persona concreta como influencia en su liderazgo. Su aprendizaje viene de 25 años en grandes corporaciones y once años como emprendedora, suficientes para moldear un estilo propio basado en la experiencia real.
Propósito y futuro: impacto real en salud y medioambiente

El propósito de Pack2Earth va más allá del impacto medioambiental. Para Françoise, la contaminación por plástico es también una crisis de salud pública. Explica con claridad cómo los micro plásticos y aditivos tóxicos como los ftalatos y bisfenoles migran a los alimentos y generan problemas como demencia, diabetes, obesidad o el descenso dramático de la fertilidad desde los años 70. “Creemos que nuestros materiales pueden contribuir a solucionar gran parte de este problema”, afirma.
Lo que más ilusión le hace es cerrar acuerdos con grandes clientes con millones de envases en el mercado. El impacto potencial, ambiental, sanitario y de crecimiento para Pack2Earth, sería enorme.
En cuanto al emprendimiento, su consejo es tan honesto como contundente: “No lo hagas. Quédate en tu casa”. Lo dice con humor, pero también con sinceridad. Emprender exige estabilidad financiera, tiempo, sacrificio personal y una entrega total al proyecto. Aun así, reconoce que, con motivación y propósito, puede ser extraordinariamente bonito.
Su recorrido emprendedor podría resumirse como un camino de pivotes, aprendizajes y resiliencia. Hoy, en un momento sólido para Pack2Earth, lo vive con la satisfacción de haber encontrado una vía con futuro.
Reflexiones finales: camino largo, impacto profundo
Aunque no lo dice explícitamente, la historia de Françoise refleja una idea poderosa: el emprendimiento es un maratón, no un sprint. Es un camino largo lleno de decisiones difíciles y de impacto profundo. Y si algo quiere que se recuerde de ella, es sencillo: ser buena persona.
